desembarco de alhucemas centenario

Playa del Morro Nuevo durante el desembarco de Alhucemas, septiembre de 1925, del que se cumplen ahora cien años. Postal de la época.

En vanguardia, legionarios, guerreros de las harkas y las mehal-las, y carros de combate. Son la élite del ejercito español en Marruecos, y serán los primeros en poner pie en la bahía de Alhucemas. Detrás de ellas marchan las otras dos columnas que conforman la brigada a las órdenes del general Leopoldo Saro Marín, al mando del coronel Martín González y del teniente coronel Miguel Campins Aura.

Su destino es la playa de La Cebadilla, minada y fuertemente fortificada, cosa que desconocen los españoles. El destino juega a su favor. El viento empuja los navíos de desembarco hacía el oeste, en dirección a la playa de Ixdain, apenas protegida y defendida. Este hecho fortuito será clave para que el desembarco sea un éxito.

Sobre las 11.59 horas una gran sacudida desorienta a los asaltantes. Un banco de arena ha frenado a las lanchas de desembarco, que ya no podrán avanzar. La distancia hasta la playa es grande, 50 metros. Si los soldados no pueden recorrer esa distancia a nado, no tendrán otra opción que retirarse. Es un momento crítico.

El coronel Franco, al mando de la vanguardia, toma entonces una decisión irreversible que salva la operación: ordenar al corneta que toque “¡al ataque!”. Harqueños y legionarios con el agua al cuello y en alto los fusiles atraviesan rápidamente la distancia hasta la playa. El desembarco sigue adelante, pero la falta de previsión ha estado a punto de arruinar la operación.

Los harkeños son los primeros en poner pie en tierra y avanzan de frente aumentando rápidamente el espacio conquistado. Los legionarios les siguen a continuación, que rápidamente avanzan para ocupar las alturas que dominan las playas de La Cebadilla y Los Frailes. La resistencia rifeña es aplastada completamente.

Mapa desembarco de alhucemas 1925

Mapa del desembarco de Alhucemas, extraído del libro Alhucemas 1925. El desembarco que decidió la Guerra de Marruecos. © Desperta Ferro Ediciones. Pincha para ampliar

Los guerreros de las mehal-las desembarcan poco después, pero son los legionarios los que llevan el peso de los combates contra los hombres de Abd-el-Krim. “Es un empuje arrollador… los defensores demasiado tenaces son pasados a cuchillo. Son las tres de la tarde cuando quedan alcanzados todos los objetivos, con captura de tres cañones que el enemigo tenía en sus baterías de «el Fraile» y Morro Nuevo”.

Paralelamente, y con la cabeza de playa asegurada, siguen desembarcando el resto de las unidades que conforman la columna de Franco. Los zapadores empiezan a fortificar las playas. A partir de las 13.00 horas empiezan a hacerlo los hombres de la columna de Martín González, que darán descanso a los harkeños, agotados, tras librar una dura lucha.

Los hombres de Abd-el-Krim empieza a darse cuenta entonces de la magnitud de la operación puesta en marcha por los españoles y de las consecuencias que puede tener, y deciden derrotar el asalto anfibio en el lugar ideal para hacerlo: las arenas de las playas. Para ellos utilizan las ametralladoras y sobre todo los cañones capturados a españoles y franceses, servidos por desertores alemanes.

El fuego rifeño es respondido por los cañones terrestres y navales españoles, pero obliga a modificar los planes. Los carros de combate y los hombres de la columna de Campins tendrán que esperar. El material de guerra transportado en las barcazas tiene prioridad.

desembarco de Alhucemas 1925 playa la cebadilla

Soldados, oficiales y jefes del Batallón de África 3 embarcados en la K-7, dispuestos para desembarcar en la playa de La Cebadilla. Archivo General Militar de Madrid (AGMM).

A las 22.00 horas casi 10 000 hombres con 3 baterías de artillería, 11 carros de combate y 2000 toneladas de material están en tierra. Los españoles han asegurado la línea de alturas inmediatas a las playas de Ixdain, La Cebadilla y Los Frailes.

El primer día del desembarco había sido un éxito. Las bajas españolas en la primera oleada de asalto, aunque considerables, son menores de lo que se temía: 7 oficiales y 117 hombres muertos o heridos. La artillería naval y sobre todo la aviación han sido claves para ahorrar sangre a las fuerzas asaltantes. Pero, la operación no ha terminado ni tampoco la resistencia rifeña como se demostrará en los días venideros.

Bibliografía

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